El Hombre, los Fantasmas y la Riqueza

El hombre que quiso cazar fantasma para hacerse rico.

Hace mucho tiempo… En un lugar muy lejano… vivía un hombre llamado Prudencio, en un pueblecito, rodeado de montañas.

Prudencio vivía con su esposa y sus dos hijos en una casita, rodeada de un campo que cultivaban y aunque no tenían muchos recursos, eran felices.

Cada día, después de la comida del medio día, Prudencio salía de su casa y daba un paseo, en dirección a un árbol, que había cerca del camino que conduce a una ciudad cercana.

El árbol era muy grande, pero que muy grande… era tan grande que se necesitaban diez personas cogidas de las manos, para poder rodear su tronco… a ver… niños y niñas, cogeos de las manos y hacer un circulo para ver que tan grande era el tronco del árbol.

Veis, así de grande era el árbol…  como os decía, Prudencio salía cada día de paseo y se sentaba debajo del árbol para descansar.

Un día mientras descansaba debajo del árbol, oye los pasos de dos personas que acercan por la parte de atrás del árbol… una de las personas le dice a la otra, que te parece si tomamos un poco de sombra y descansamos un rato… de acuerdo, responde la otra persona y se sentaron al lado del gran árbol.

Por la forma de hablar Prudencio dedujo que eran extranjeros*.

*Extranjero es alguien que viene de un país lejano.

Como el árbol era tan grande, las dos personas no pudieron ver que Prudencio estaba al otro lado del árbol… y uno de los extranjeros le dijo al otro.

¡Tú quieres ser rico!…

El otro le responde rápidamente; por supuesto que si… quiero ser muy rico.

Pues te voy a contar un secreto… que no debes decir a nadie.

El otro extranjero le dijo; vale, vale, así lo haré… no se lo diré a nadie.

Mientras tanto en el otro lado del árbol, Prudencio, escuchaba con atención y sin moverse para que no lo descubrieran.

Pues verás… Si vas a visitar castillos o lugares donde hay fantasmas… te volverás muy rico… si haces lo que te voy a decir.

Dime, Dime… soy todo oídos… le dijo el otro extranjero.

Prudencio estaba tan atento, que solo escuchaba lo que decían los extranjeros.

Escucha bien lo que te voy a decir: Cuando aparezca un fantasma, lo miras fijamente y en ese momento… le escupes… y dices las palabras mágicas –conviértete en cordero –… entonces, el fantasma se convertirá en un cordero y luego podrás venderlo y así es como te harás rico.

Pero recuerda, No se lo tienes que decir a nadie… nadie debe enterarse de esto.

El otro extranjero dijo: No te preocupes que esto queda entre tú y yo… nadie más lo sabrá.

Prudencio que estaba al otro lado del árbol, no se movía, casi ni respiraba, para que no descubrieran que estaba cerca de ellos.

Prudencio oye como se levantan los extranjeros y se alejan por el camino que conduce a otra ciudad.

Cuando los extranjeros están muy lejos, Prudencio sale corriendo y saltando en dirección a su casa y diciendo yupiii, voy a ser rico… yupiii.

En el trayecto iba pensando, si consigo escupir a ocho fantasmas por día en un mes tendré 240 corderos y en tres meses… en tres meses… seré muy ricooo… yupiii.

Así que se llega a su casa, reúne a la familia y les dice que se va de viaje y que cuando vuelva, será muy rico.

Su familia le dice… pero si aquí tienes todo lo que necesitas y además como vas a hacerte rico…

Prudencio les dice; No os lo puedo decir es un secreto, pero no os preocupéis, pues pronto me veréis aparecer siendo muy rico.

Prudencio coge parte de sus ahorros… sale de su casa con una mochila y empieza a caminar y caminar… al cabo de varios días llega a un pueblo y se dirige a la plaza, allí ve a unos ancianos y les pregunta: por favor…  ¿me pueden decir donde hay fantasmas en la zona?…

Un anciano le dice; mira saliendo del pueblo veras una montaña y a mitad de camino veras un castillo abandonado, dicen que hay muchos fantasmas y que asustan a los que allí pasan la noche.

Prudencio les da las Gracias y se despide de los ancianos.

Prudencio se frota las manos y se dice…  estupendo me voy ha hacer ricooo… y se dirige hacia el castillo abandonado.                      

Se hace de noche y espera a que aparezca un fantasma y esa noche No aparece ninguno.

Al día siguiente, lo mismo… espera y espera, pero ningún fantasma aparece.

Pasaron tres días y tres noche y ningún fantasma aparecía… Prudencio se dice a si mismo; ¿se habrán cambiado de lugar los fantasmas?

Así que deja el castillo abandonado y coge un camino que le conduce a otra ciudad, también va a la plaza del pueblo y vuelve a preguntar a los ancianos.

Los ancianos le dicen que hay otro castillo abandonado a dos días de camino, pero que tenga mucho cuidado pues los fantasmas de ese castillo son muy malos.

Prudencio comienza a caminar y caminar y a los dos días, llega al castillo.

Empieza a anochecer, Prudencio se prepara – bebe agua  para tener más saliva – y poder escupir a más fantasmas y así poder tener más corderos.

Pero esa noche no aparecen los fantasmas.

Prudencio se queda tres días más en el castillo abandonado, pero tampoco aparece ningún fantasma.

Prudencio se dice a si mismo; ¿se habrán cambiado de lugar los fantasmas?

Prudencio recorre muchos pueblos y muchos castillos, pero en ninguno encuentra fantasmas.

Así que decide volver a su casa.

Su familia lo recibe con alegría y Prudencio les explica la aventura y que no ha podido encontrar ningún fantasma.

Su esposa le pregunta: estás triste o decepcionado por todo lo que te ha sucedido.

No estoy triste, muy al contrario, he aprendido por experiencia propia que la avaricia es mala consejera… he aprendido a trascender o quitarme  el miedo… y sobre todo he aprendido a diferenciar entre lo que es la creencia y la experiencia.                                                                           

Así, es como he comprobado que antes creía en los fantasmas y que, gracias a la experiencia, he comprobado que los fantasmas No existen… ja ja ja.

Prudencio le dice a su familia, no os preocupéis pues mañana mismo empezaré a trabajar en el campo… haré un pozo para encontrar agua y así podremos cultivar más alimentos, para todos nosotros.

Y desde entonces Prudencio y su familia siguieron siendo felices, durante mucho, mucho, pero que mucho tiempo.

Y Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Moraleja: No debemos creer – en nada – hasta que lo hayamos comprobado y experimentado… debemos pasar de la creencia, a la experiencia.

 

Inspiro-Espiro

Con Profundo Amor

Rabsal


1 comentario

Loli · 07/03/2020 a las 23:35

Repasando algunas de las enseñanzas de las reuniones de grupo, me doy cuenta de lo que hemos aprendido en este tiempo. Las cantidad de herramientas que tenemos a nuestro alcance para poder gestionar las situaciones que se nos presentan al cabo del día. Bien es cierto que para un mejor aprovechamiento de esas herramientas, el darnos cuenta, el estar en el instante presente, en el aquí y el ahora es un paso importante para ese aprovechamiento. En la vida diaria con tantos estímulos externos es una enorme tarea. Aún así con un poco de atención, el resultado es un soplo de Paz interior que siempre viene bien. Y como dice una amiga mía: (de mica en mica s’omple la pica). Que quiere decir más o menos, ( poco a poco se llena la pica ).🙏🏻

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